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También se envió una petición apoyando a Martínez con casi 200 firmas a la Universidad de Suffolk.

“El punto de este correo es expresar nuestro apoyo hacia la Señorita Martínez y a todos los estudiantes del mismo calibre”, lee la petición. “Lo que le diríamos, si tuviéramos la oportunidad, es que la ignorancia e intolerancia de un miembro de la facultad de ninguna manera disminuye sus logros o sus posibilidades. Nosotros también creemos que su ambición se ha fortalecido y que este acontecimiento solamente ha aumentado la probabilidad de que se convierta en una miembro del profesorado universitario”.

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La experiencia de Martínez también ha llamado la atención de los administradores de la universidad, quienes escribieron un correo electrónico dirigido a los alumnos en el aseguraron que  “como una institución que fue fundada con los principios más altos de inclusión y respeto, nos tomamos esto y otros asuntos muy en serio”.

Al hablar con el Suffolk Journal, Martínez dijo que espera que la “personas sean más educadas sobre estas cosas, porque sé que muchas personas ya están leyendo mis cosas y no entienden porque es un problema para mi”.

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“Mucha gente no tiene las experiencias que yo tengo”, le dijo al periódico. “Mucha gente no entiende cuánto duele cuando le dices a una estudiante que ha estado luchando para ser validada toda su vida que su trabajo escolar no es suyo”.

A pesar del incidente, Martínez ha demostrado que no se raja cuando es tiempo de denunciar una injusticia, sino que lucha para acabar con ella para que otros no tengan que soportar lo que ella ha vivido.

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“El campo de la academia no está funcionando y borra las narrativas de gente como yo”, escribió en su entrada de blog. “Todos tenemos que trabajar para arreglar la falta de diversidad y el entendimiento entre las comunidades marginalizadas. Todos tenemos trabajo que hacer. Se necesita trabajar en la academia”.

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