BOQUILLAS DEL CARMEN, México—Después de bajarnos del bote, Richie Sinkovitz le pasa un sobre azul lleno de efectivo al remero para que lo cuide.
Es el dinero de un mexicano al que le cerraron su cuenta de banco en Estados Unidos.
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La conversación que ambos hombres tienen en el bote se ve y suena sospechosa, como un intercambio ilegal, pero no lo es. Así funcionan las transacciones bancarias en esta región de la frontera, donde los esfuerzos de cooperación entre México y Estados Unidos se complican por un sistema de fronteras cerradas.
Sinkovitz trabaja para el Servicio de Parque Nacionales de Estados Unidos (NPS por sus siglas en inglés) y es el jefe de la brigada de Los Diablos, un equipo de 32 bomberos mexicanos empleados por el gobierno estadounidense.
El trabajo principal de Los Diablos es combatir incendios en la frontera al oeste de Texas, pero también atienden emergencias en diferentes partes de Estados Unidos; han combatido incendios en el Parque Nacional de Yosemite y han estado presentes en catástrofes como la supertormenta Sandy y el huracán Katrina — fenómenos naturales que devastaron la costa noroeste del país y varios estados desde Florida hasta Texas.
Su buena reputación los antecede. Los Diablos son conocidos por su ética de trabajo y su habilidad para cruzar terrenos difíciles con facilidad.
“A otras personas les salen ampollas en los pies, pero Los Diablos no tenemos ese tipo de problemas”, dijo Adrian Valdez Carello, quien ha estado en la brigada desde 1997.
Carello dice que sus bomberos pueden soportar el calor ya que crecieron en los estados de Coahuila y Chihuahua, en donde las temperaturas pueden llegar hasta los 120 grados fahrenheit.
“No nos molesta tomar agua caliente”, me dice Carello. Según él, la mayoría de las casas en su comunidad no tienen electricidad, por lo que tomar agua fría no es algo a lo que están acostumbrados.
Como empleados del gobierno estadounidense, Los Diablos tienen tarjetas de seguro social y cuentas de banco en Estados Unidos en donde depositan su salario que va desde $17 a $20 dólares la hora.
A pesar de esto, su situación no es fácil. La mayoría de los bomberos no son ciudadanos estadounidenses y sólo tienen permitido cruzar la frontera para combatir incendios. Cuando no hay incendios, Estados Unidos no necesita sus servicios. En pocas palabras, estos héroes mexicanos que arriesgan sus vidas por nuestro país no pueden cruzar la frontera para cosas del día a día, como ir al banco o al supermercado.
Retirar su dinero desde México es complicado. Cuando Los Diablos han intentado retirar efectivo de cajeros automáticos en México, los bancos han levantado alertas de fraude. Pero al no poder cruzar la frontera con facilidad, muchas veces los bomberos se quedan con sus tarjetas bloqueadas por el banco. Una cosa tan simple se convierte en un dolor de cabeza.
Esta situación ha obligado a muchos de los integrantes de la brigada a usar los servicios extraoficiales de Sinkovitz y el resto del Departamento Anti-incendios del Parque Nacional de Big Bend, quienes les ayudan para retirar su dinero de bancos estadounidenses.
“Tenemos cartas firmadas por Los Diablos declarando que podemos hacer transacciones bancarias por ellos”, dice Ed Waldron, el director del departamento anti-incendios.
De vez en cuando los bomberos del lado estadounidense organizan “viajes de trabajo” al banco, los cuales son aprovechados por Los Diablos para cruzar la frontera, administrar sus cuentas y hacer algunas compras para abastecerse de productos que no encuentran en su pueblo.
“Siempre compran pizza congelada, pollo congelado y helado para sus hijos”, dice John Zubia, otro empleado del departamento anti-indencios.
Ir al banco y comprar comida congelada no sería un problema si Los Diablos tuvieran visas que les permitieran cruzar la frontera libremente, pero tramitar una visa estadounidense es bastante complicado. El costo, el papeleo y el viaje de 14 horas que los bomberos Mexicanos tendrían que hacer al Consulado estadounidense en Ciudad Juárez, Chihuahua, usualmente los desalienta.
Irónicamente, el viaje a Ciudad Juárez desde el lado estadounidense toma menos de la mitad del tiempo que si uno viaja desde el lado mexicano. Estas son las dinámicas fronterizas actuales con las que Los Diablos deben lidiar.
La gasolinería más cercana a Boquillas está a casi 160 millas, por lo que la gente del pueblo no tiene autos y opta por viajar a caballo. Carello dice que no conoce a nadie en Boquillas que tenga una visa estadounidense.
Pero no siempre fue así de complicado. Antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, los mexicanos podía cruzar libremente y Boquillas era un destino que atraía a turistas estadounidenses.
En aquel entonces era mucho más fácil para Los Diablos combatir los incendios con rapidez. No tenían que llenar trámites migratorios para cruzar la frontera. En el 2002, a raíz del 9/11, el gobierno estadounidense cerró la frontera indefinidamente.
“He escuchado que algunos guardabosques iban al borde del río y prendian las luces y sirenas de sus autos hasta que alguien llegara”, dice Waldron, quien lleva 5 años trabajado en la administración del parque.
Dos años después de la reapertura de la frontera turística entre Boquillas y Big Bend, la Secretaria del Interior de Estados Unidos Sally Jewell se reunió con funcionarios mexicanos para firmar una actualización del acuerdo sobre Protección contra Incendios Forestales, con el fin de ampliar la cooperación y colaboración que ambos países sostienen desde hace dos décadas para prevenir incendios en el territorio fronterizo.
“Tenemos una frontera de dos mil millas con México. Los incendios no conocen fronteras”, dijo Jewell. “Colaborar en estos territorios es una manera de crear un nexo entre nuestros países”.
Pero hasta que estos problemas no sean resueltos, Los Diablos tendrán que continuar cruzando la frontera sólo cuando los necesiten para apagar el fuego.
Una vez que las llamas son extinguidas, esta brigada de bomberos mexicanos no es bienvenida en el país que protegen.