Unos momentos después de declarar que su “movimiento es un movimiento fundado en el amor” en una asamblea en Phoenix, Arizona, el presidente Trump dio un discurso divisivo con la retórica de “nosotros contra ellos”.
El discurso de Trump del pasado martes sobrepasó un nivel de locura que ya es muy alto incluso para él. Usó los primeros 20 minutos para tratar de cambiar la historia leyendo su declaración preparada de los eventos de Charlottesville, Virginia, de la semana pasada. Atacó a la prensa por “reportar incorrectamente” y por su renuencia para denunciar a los nacionalistas blancos; al menos decidió no repetir la parte en donde condenó la violencia “en los dos lados”.
Se podría recapitular el discurso del martes por la noche como una llamada a las armas contra la “maldita y deshonesta” prensa. Trump siguió con sus ataques durante todo el discurso e hizo que sus llamadas a la “unidad” parecieran insinceras. Con una sonrisa, el mandatario confirmó la especulación de que perdonará al ex sheriff de Arizona Joe Arpaio–el racista que, mientras era sheriff, fue culpado por desprecio cuando se negó a cumplir con una orden judicial que quería terminar con la discriminación racial de inmigrantes.
“¿Entonces el sheriff Joe fue condenado por hacer su trabajo? Yo haré una predicción. Creo que estará bien”, dijo Trump. “No lo haré hoy porque no quiero causar ninguna controversia. Pero el sheriff Joe se puede sentir tranquilo”. (Como si retrasar el perdón de Arpaio haría la acción menos controversial).
Trump también dio su reconocimiento a Jeffrey Lord, otro hombre racista. “Corrieron a Jeffrey Lord. Pobrecito Jeffrey”, dijo Trump respecto al ex comentarista del noticiero CNN, quien fue despedido después de tuitear “Sieg Heil” (un saludo usado por los Nazis) a un activista izquierdista. La otra parte del discurso fue aquella en la que habló de amor, paz, unidad y espacios seguros – porque según él, las asambleas de Trump son “espacios seguros”.
Al fin y al cabo, el discurso de Trump comprobó, una vez más, que es un artista que florece cuando está incitando a las audiencias hostiles – independientemente de qué tan pequeña sea esa audiencia.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés.