Uno de los arquitectos más famosos de México ha creado un diseño conceptual que imagina una frontera muy distinta al gueto amurallado que propone Donald Trump.
Fernando Romero, quien ha encabezado algunos de los mega-proyectos más ambiciosos de su país, incluyendo el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, busca desarrollar la primer metrópolis binacional del mundo.
Su proyecto más reciente, titulado Border City (Ciudad Fronteriza), es un diseño conceptual para una ciudad de casi 300 millones de metros cuadrados que prácticamente borraría las líneas divisorias entre México y Estados Unidos para acercar a ambas comunidades.
El arquitecto mexicano insiste que el proyecto es factible y que se materializará algún día. “Hemos considerado varias localizaciones para darle forma física al concepto de Border City”, Romero me dijo via correo electronico. “Decidiéndonos finalmente por una ubicación entre tres estados fronterizos que son Chihuahua, Nuevo México y Texas”.
Romero dice que la ciudad podría funcionar como una zona económica especial. “Imaginamos una ciudad que se desarrolla de forma unitaria en ambos lados de la frontera y que plantea la creación de una zona binacional en el centro de la misma, donde los ciudadanos provenientes de ambos lados pueden convivir y se concentren equipamientos institucionales, comerciales y de ocio”.
La ciudad estaría compuesta por varios hexágonos que funcionarían como distritos residenciales o centros industriales.
La empresa de diseño y arquitectura de Romero describe el concepto como un trabajo “arraigado en la larga historia de lugares en donde las fronteras se encuentran” y “ciudades donde las culturas chocan y se mezclan”. El plan busca ser un “prototipo urbano” que “puede ofrecer un nuevo modelo para las ciudades ante el crecimiento de la población, la migración y las economías que siguen globalizandose”.
El proyecto utópico de la ciudad fronteriza fue presentado en septiembre en el London Design Biennale, una exposición de instalaciones de museos y organizaciones de diseño internacionales.
Un equipo de 10 arquitectos y diseñadores trabajaron en el concepto. “Para el desarrollo del concepto el equipo se enfocó en realizar una investigación profunda sobre el contexto y elaborado de la propuesta arquitectónica”, dijo Romero.
“También hemos contado con un equipo multidisciplinar. Han participado en el proyecto 2 colaboradores de Burohappold, que es una firma de ingeniería de prestigio mundial con un extenso currículum de desarrollos urbanos, un equipo de 2 diseñadores gráficos que han desarrollado la identidad gráfica de la exhibición, un equipo experto en animación gráfica, 3-D y audiovisuales de 8 personas”.
En pocas palabras, no es simplemente arte conceptual; es un plan arquitectónico realizado por un equipo serio y de mucho renombre. El arquitecto no ha dado muchos detalles y aún hay demasiadas preguntas: ¿Qué tipo de moneda se adoptaría para la ciudad? ¿Cómo van a funcionar las políticas migratorias? ¿Qué significa para el comercio y la seguridad fronteriza?
Por otra parte, Romero no quiere que el proyecto se convierta en una respuesta directa a Donald Trump (el arquitecto no quiso comentar sobre el candidato republicano).
Esta no es la primera vez que Romero ha re-imaginado la frontera.
En el 2000, su equipo diseñó el llamado Bridge Museum (Museo Puente), una estructura conceptual para conectar ambos lados del Río Bravo. La estructura incluía un auditorio, una biblioteca, un área comercial y un centro de investigaciones migratorias equipado con “tecnología moderna y diseñado para ayudar a los inmigrantes a encontrar oportunidades laborales”.
“El Museo Puente actúa tanto como un corredor y una ventana entre las fronteras. El puente se imagina como un lugar para ampliar el vínculo entre la superpotencia y su vecino, mientras provee varios servicios para el intercambio entre los dos países”, lee la descripción del concepto.
Todavía está por verse si Romero podrá avanzar la realización de Border City superando el clima político en ambos lados de la frontera. Sin embargo, es una propuesta atrevida que pide más conectividad y comprueba que algunos arquitectos tienen planes para un futuro fronterizo con estructuras más imaginativas y bellas que un muro.